Sería interesante que todas las personas, especialmente aquellas que tienen hijos pequeños, sean concientes de las consecuencias irreversibles que produce esta forma de comer.
En ocasiones, la vorágine cotidiana nos impide detenernos un momento y reflexionar sobre actos que atentan gravemente contra nuestra salud.
Pero vale la pena hacer un esfuerzo para modificar aquellas costumbres contrarias a nuestro bienestar.
Ingerir más lácteos (leche, yogur, quesos), vegetales frescos (crudos o cocidos) y frutas de estación es una salida saludable, rica e igualmente rápida. En fin: usar el freezer y el microondas es más sano que acudir cada vez que no tengamos ganas de cocinar al engañoso mundo del delivery y la comida “chatarra”.
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